lunes, 31 de enero de 2011

La tonta Petronila

En un colegio entró una vez una niña nueva llamada Petronila. A Petronila no le gustaba estudiar y siempre estaba distraída; por esos sus compañeros le dieron el nombre de “la tonta Petronila”. Petronila tenía el aspecto de ser una niña muy buena a pesar de ser tan desaplicada; pero en realidad era muy traviesa. A los dos días de estar en el colegio, puso alfileres en la silla de la maestra y ésta, al sentarse, dio un bota que por poco llega al techo. Otro día cogió un ratón, lo llevó a la escuela y lo dejó suelto en la clase, y ya se pudo imaginar el barullo que se armó. Otra vez cosió las faldas de unas cuantas niñas que estaban dando la lección. Cuando quisieron irse cada una por su lado, se armó un gran revuelto; incluso una cayó y se hizo un chichón en la frente. Pero Petronila no se entristeció por el daño causado, sino que se divirtió muchísimo y como todo le salía bien, sus diabluras no se acababan. Las niñas corrían de un lado a otro muy asustadas. La maestra encima de la silla gritaba: ¡Socorro! ¡Un ratón! Como ponía siempre carita de ángel sus travesuras no se descubrían y nadie la castigaba, y así Petronila nunca se corregía.

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