martes, 18 de enero de 2011

¡No mires Miranda! ¡es una sorpresa!

Miranda mira y mira en el calendario de la cocina. Tacha los días que van pasando, ya falta poco para sus cumpleaños. A Miranda le encantan la fiestas, las guirnaldas y los globos de colores. Y, sobre todo, le gusta compartirlos con sus amigos: Pablo, Alexia, Sonia, Felipe, Marcia y Manuel. ¿Puedo invitar a todos mis amigos? preguntó miranda mientras abría un cuaderno. Sí le contestó su mamá, sonriendo. Sacó un lapiz y comenzó a anotar. La lista de invitados fue la primera en preparar. Finalmente, llegó el día tan esperado. Miranda se vistió con su ropa de cumpleaños y se sentó a esperar a sus invitados. ¡Qué contenta se puso al verlos llegar! Miranda los saludaba mientras abría los regalos. ¡Miranda! ¡Miranda! ¡Ven aquí con nosotros! llamaban los niños, alborotados. Comieron, bailaron y saltaron, rieron, gritaron y cantaron como hacen los niños en su cumpleaños. Más tardes las luces de la sala se apagaron... La mamá le cubrió los ojos y le susurró al oído despacio: No mires, Miranda, es una sorpresa... ¿Sorpresa? ¿Qué sorpresa? preguntó la pequeña, tratando de espiar. ¡Abre tus ojos, ya puedes mirar! exclamó su papá. En medio de la sala, había un enorme pastel y una caja muy grande, con un lazo gigante. Miranda corrió a abrirla. ¡Y adivinen ustedes con qué se encontró! Un perrito con lunares color marrón. Miranda lo abrazó y lo llamó Sorpresa. El perrito, alegre, una lamida en la nariz le regaló. Todos rieron y festejaron y la fiesta continuó. Los niños aplaudían,y cantaban la canció de cumpleaños. Miranda cerró los ojos, sopló muy fuerte y pensó: "¡Qué linda la fiesta que me regalaron hoy! El día llegó a su fin, el cumpleaños terminó y, esa noche, Miranda con Sorpresa a su lado se durmió.

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